Y otra GRAN falacia: La MEDIOCRIDAD de todo y tod@s, menos la mia.

No es acaso una falacia, una infamia, un opio o una solución fácil… llamar continuamente a la mediocridad vigente de la “clase” política, de la juventud, de los trabajadores/as, de los funcionarios/as para así descansar de la misma mediocridad personal que poseemos.

La mediocridad “esto qué es lo qué es”. Esta desidia, acomodamiento, aburguesamiento, autocomplacencia, procrastinación, miedo, prejuicios, topicazos, frustraciones, odios, inhibición social, inmovilismo,  espesura mental y de acción, indefinición de vida o de ideología/as… qué es?

No se sabe. Pero qué fácil llamarla para no hacer nada. Para decir: -Es que determinante que toque + lo que sea son unos mediocres y como es así, así estamos. Y te responde otro/a de manera severa: -es verdá, es verdá.»

Claro nosotros no lo somos, son siempre los otr@s.

Oh! la mediocridad!, qué pasa si un día no la hubiese, que fantastic, como dirá Serrat. Claro esta, no voy a ser tan fútil e ingenuo, pero… pensemos por un momento que NO EXISTA, que se EXTINGA… que se EVAPORE.

Imaginemos como todo se haría en su tiempo… o no se haría. Pero, no pasaría nunca nada. No habría problemas porque no importaría. Por qué debe importar. Ya que no hay nada que defina estas situaciones. Es gracioso… pero la mediocridad es necesaria.

Pero qué pasa aquí… pasa lo que siempre pasa y pasara. Que el ser humano con tal de hacer menos para obtener más, tendera a no hacer. Pero ¿por qué? El ser humano como animal, necesita del peligro… de la urgencia. El miedo nos moviliza y así hacemos. El miedo es la necesidad de sobrevivir, la necesidad de prevalecer para que la supervivencia de tu gen y de tu raza siga. Vaya visión más antropocentrica y Darwiniana. Hay va otra mas neutral.

Equilibrio energético. Si no necesito consumir energía para algo que no es necesario, guardare la energía, porque el equilibrio energético de nuestro cuerpo no desaparecerá. En el momento que tengamos que hacer uso de la energía almacenada por necesidad ineludible, desequilibraremos nuestra balanza energética interior. Entonces, nos faltara energía y por lo tanto deberemos recuperarla. Estas energías nos vienen desde varios tipos de fuentes, no solamente de la comida. La alegría de la gente que te rodea, el sol que te da en la cara, el ambiente que te rodea y que te da más o menos seguridad también son formas de energías que se suman a la tuya. Todo contribuye ha dicho equilibrio, también negativamente.

Donde queda todo esto ultimo con respecto a la mediocridad y lo más importante, a tod@s est@s conciudadan@s, gentes, familiares, amig@s… simplemente personas que se quejan de balde por la misma, para no hacer nada. Esta queja, justificada y usada por tantos, hace que se justifique en si misma y que se vea como «normal» y «correcto» seguir usándola. Este formulismo nos libera, nos libera de nuestra mediocridad, acusando a los otr@s de la misma. Cuanto más lo usamos más establecemos este equilibrio energético. Pero he aquí la verdadera razón de esta entrada. El peligro de la mediocridad justificada y “odiada” por la masa social que también así la es, es lo que genera: la nada. La parada, la destrucción progresiva del empuje, que antes era natural, ante la muerte incipiente. Ahora no hay muerte y hay mucha vida por delante. Ahora el objetivo no esta claro, como antes si lo estaba.

En esto estamos, amig@s. Buscando el objetivo común para vivir y no dejar de hacerlo.

David Gámiz Jiménez

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